MÓNICA ASTORGA



Mónica Astorga se ordenó al cumplir los 20 años, y desde que pasó a ser monja siempre tuvo cierta sensibilidad por la problemática social, a lo que se unió su afán de acción ante estas situaciones. Se inició en la ayuda a jóvenes con alguna adicción, pasó por las cárceles donde trabajó con algunos de los presos más difíciles, y en el 2005 descubrió uno de los sectores que más ayuda necesitan en su país: las prostitutas transexuales.
La situación de estas mujeres es muy delicada, la mayoría de ellas se han visto encerradas desde pequeñas en cuerpos en las que no se sentían identificadas, y tras muchos problemas con sus familias, han podido cumplir su sueño de cambiar de sexo, aunque eso sí, totalmente repudiadas por sus allegados. Tras ello, se ven obligadas a ejercer la prostitución bajo condiciones muy precarias e inseguras, hasta el punto de temer por su vida cada vez que salen a la calle. Son estigmatizadas, discriminadas e incluso odiadas por una sociedad que no las acepta como personas normales y corrientes, sino como seres con menor valor humano. Afortunadamente, personas como la Hermana Astorga, les dan la oportunidad que merecen, de ser escuchadas, de tener alguien al que acudir, y de tener un futuro mejor gracias a sus proyectos. Esta es la Iglesia que la gente necesita, la que actúa, la que se implica, y esta mujer es un ejemplo de que esto es posible.


Alejandro Fleitas

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